Ser profesor tiene dos lados opuestos muy interesantes de analizar. Por un lado, es uno de los trabajos más gratificantes que existen pues no se puede agradecer nada tanto como el hecho de aprender junto a un profesor que, además de tener conocimientos de un tema, sabe explicarte y transmitir curiosidad a sus alumnos. ¿Quién podría jamás olvidar a su profesor favorito o a ese que tanto te ayudó en los momentos más difíciles de estudiante? Sí, sin duda, es un oficio muy reconfortante pues es el profesor una de las personas que a lo largo de la vida, siempre le estaremos en deuda. El otro lado de la moneda es el deber del maestro, que si bien puede dejar una huella positiva en nosotros, podría dejar también una muy mala enseñanza. El maestro es sobre quien recae una importante responsabilidad social, pues de su trabajo depende el futuro de las generaciones futuras.
Fuera de su responsabilidad tan importante y de la capacidad que tienen de cambiar la sociedad, el profesor, en su labor diaria obtiene un gran beneficio: aprende mucho de sus alumnos. Cualquier buen profesor que conozcas te lo dirá sin problemas, porque es una clave de la profesión. Además de su incansable labor, el maestro tiene la oportunidad de convertir sus experiencias en grandes aprendizajes, cada una de sus conversaciones con sus alumnos, en una enseñanza de vida. Veamos algunos ejemplos de aquello que el profesor aprende gracias a su labor:
1. Aprender a perdonar como hacen los niños
Los profesores, especialmente los que se dedican a tratar con niños, suelen comentar cuánto aprenden de ellos. Una de las mejores enseñanzas es la importancia del perdón. Los niños pelean entre ellos, se enfadan y reaccionan mal pero al día siguiente, parece que nada hubiera pasado. Vuelven a sus juegos y a sus relaciones entre ellos sin pensar en lo que pasó ayer y sin venir a pedir explicaciones cada vez que algo sucede. Los adultos no lo hacemos con tanta facilidad y en cambio, preferimos encadenarnos a conductas alejadas del perdón cuando se nos presentan situaciones de conflicto. Los profesores suelen entender mejor la importancia del perdón gracias a lo que pueden aprender de sus alumnos más pequeños.
2. La necesidad de mantenerse siempre al día
En especial en los profesores de personas jóvenes y adultos, la actualización de los conocimientos es una cosa básica para los profesores. A muchos les puede haber pasado de encontrarse en una situación incómoda por no saber algo que pregunta un alumno. El profesor sabe que debe mantenerse joven siempre y activo en su búsqueda de conocimiento para poder así tener el respeto de sus estudiantes. Esta necesidad lleva al buen profesor a ser curioso, a aprender a manejarse en el mundo cambiante aunque pasen los años y teniendo como guías a sus propios alumnos. El profesor se debe mantener siempre consciente de la forma en la que enseña aquello que sabe y se debe capacitar para que su interacción con los alumnos sea cada vez más productiva.
3. La importancia de los juegos
En educación infantil, juvenil e incluso superior, un profesor sabe la importancia de los juegos para aprender. SIn embargo, solo puede llegar a entender cuánto esto es eficaz cuando en su trabajo, ve con sus propios ojos lo que un juego puede traer de bueno a la vida. El juego como medio de aprendizaje es un baluarte para todo buen profesor, le hace ver que a veces, de la manera más sencilla se consiguen las cosas más difíciles y que, incluso los problemas más complejos se suelen resolver mejor en un entorno de tranquilidad como la que provee para los alumnos un juego.
4. Entendiendo quién es la otra persona
El profesor, si consigue observar para comprender bien a quién está enseñando, es posible que tenga una visión muy amplia sobre los perfiles de los estudiantes. Gracias a ello, podrá saber qué motiva a cada persona, qué problemas se deben atender en cada alumno y de qué manera puede acercarse a este para brindar un apoyo más efectivo. El profesor podrá aprender a entender a las personas, conocer su forma de pensar y sus ideas a través de la enseñanza.
5. Entendiendo quién es él mismo
En la labor de profesor es posible también tener un conocimiento profundo de uno mismo. El profesor aprende, gracias a su interacción con los alumnos, a reconocer cuáles son sus habilidades y debilidades, tanto como profesional como también en el terreno personal. Puede darse cuenta en sus alumnos, que actúan como espejo de sus acciones, de qué partes de su personalidad deben ser mejoradas.
6. Saber priorizar
En el trabajo diario de enseñanza, es importante que el profesor sepa priorizar. Escuchando con atención cuáles son las necesidades del grupo al cual enseña, puede saber qué lecciones son más importantes en cada momento. El profesor, con su experiencia, entiende qué información es más difícil de ser comprendida, por tanto sabe que esta debe ser priorizada dentro de su plan de estudios. Además, esta capacidad de dar prioridad le ayuda a ser más flexible y a enfocar sus esfuerzos en aquello que es más importante para los alumnos.
7. Entender la importancia de escuchar
Es natural que todo profesor aprenda de sus alumnos a enseñar mejor. Pero para poder recibir el feedback de estos, el enseñante debe entender la necesidad de crear espacios y dejar la semilla de la confianza en los alumnos para que luego estos tengan la posibilidad de transmitir sus dudas y recomendaciones. El profesor cultiva la humildad cuando sabe que su mayor fuente de saber es justamente el alumnado y con esto, entiende que debe ser capaz de convertirse en el motor de la confianza para que solo así, todos los alumnos se sientan capaces de ayudarlo a mejorar como profesional.
8. El valor del grupo
Gracias a las dinámicas de grupo que son pensadas para generar conclusiones en común con fines de aprendizaje, el profesor aprende el valor de la colaboración. No es poco común que, cuando las personas ofrecen sus ideas al grupo, el mismo profesor, cuya la labor en estos casos es la de ser el moderador, pueda ver cambiadas sus propias ideas. El estudio de casos, los debates en clase y otros tipos de trabajos en grupo de tipo colaborativo abren la mente del profesor a nuevos pensamientos. Si se trata de una persona abierta de mentalidad, aprenderá mucho de aquello que sus alumnos comentan.
Para el profesor, el aprendizaje que llega de sus alumnos es muy importante. Muchas veces por este motivo, los profesores suelen comentar que en realidad son sus alumnos los maestros de vida. Nosotros estamos de acuerdo.