Durante los últimos años, han sido dos los factores más importantes para el crecimiento del interés por parte de los ciudadanos en el voluntariado.
La primera razón podríamos encontrarla en el incremento de la conciencia social y el valor de hacer cosas sin necesidad de tener a cambio un beneficio económico individual. A este factor le podemos sumar la difícil coyuntura global en la que vivimos, la misma que limita la entrada de las personas al mundo del trabajo; situación ante la cual, las actividades voluntarias se presentan como una buena inversión de tiempo.
Para algunos, hacer un voluntariado está más ligado al deseo de servir, al cumplimiento de un ideal o simplemente a la necesidad de ser útil para la sociedad en la que se vive. Sin embargo, para otros, puede ser un espacio de desfogue donde se pueden hacer cosas nuevas y experimentar. Tanto para los curiosos, los idealistas o cualquier otro perfil de persona, el voluntariado es, sin duda, una fuente de aprendizaje a todo nivel que es siempre beneficiosa.
Es esta la conclusión común a la que llegan todas las personas que lo han hecho o que continúan haciéndolo. Se trata de una pieza importante en el desarrollo de comunidades de aprendizaje, que se forman no solo en el entorno público sino también en el privado, tanto en sociedades sin ánimo de lucro como en empresas que se sienten atraídas por algún fin social circunscrito en el desarrollo de su responsabilidad corporativa y RSE.
La calidad de la interacción en un programa de voluntariado promueve, ante todo, un tipo de diálogo igualitario. El primer aprendizaje de esta experiencia es justamente eso. La participación y compromiso no se basan en el deber sino en el deseo de hacer algo nuevo y positivo que, además, brinde un aprendizaje invaluable. A su vez, esto hace que la actitud de entrada de todas las personas involucradas sea de respeto e igualdad. Un aprendizaje que luego se transmite a otras áreas de la vida, tanto personal como laboral y que termina por dar excelentes frutos no solo a nivel comunicacional.
En el voluntariado es posible aprender no solo el respeto sino también la autoestima desde un punto de vista práctico. Al sentir que se hace algo positivo para la comunidad o para un grupo, el voluntario se siente orgulloso de sí mismo y esto le ayuda a mantener una visión positiva de su propia persona.
Además, dado que se trabaja normalmente en grupo, es posible aprender a respetar las diferencias, mejorar las habilidades sociales y saber apreciar las partes positivas de los demás. Esto que muchas veces causa o puede ser el detonante de conflictos en la empresa, se mejora notablemente cuando los empleados forman parte de un programa voluntario, donde el objetivo común no es que la empresa gane sino hacer algo bueno por un tercero.
El cambio en la perspectiva del objetivo ayuda a ver a los involucrados en el programa con una mirada distinta, más flexible y amable a medida que va pasando el tiempo y deja de ser tan importante lo que uno piensa para dar más valor a lo que se desea conseguir: hacer el bien.
Aprender idiomas haciendo voluntariado
Algunas personas se han empezado a beneficiar de los programas de voluntariado que buscan ayudar a grupos desfavorecido y, a cambio, aprenden un idioma. Veamos cómo funciona:
Muchas academias están ofreciendo el binomio “aprende un idioma y ayuda como voluntario” y realmente nos parece una idea genial. Los programas de voluntariado en el extranjero tienen como fin que los estudiantes del idioma ayuden a la comunidad local y al mismo tiempo, al tener interacción con los lugareños, aprendan su idioma.
Por ejemplo, se puede ser monitor de un campamento en los pies del Himalaya o ayudar a comunidades del entorno natural de Canadá, clases personalizadas a niños en India, proyectos sociales en Sudáfrica…
El beneficio no es simplemente hacer un bien a algún grupo de personas necesitadas sino que, además, es una forma muy consciente de aprender algo nuevo. Y ya se sabe que no hay mejor manera de aprender un idioma que lidiando con él de lleno las 24 horas del día.
No se trata solo de aprender un idioma y ayudar, sino también de entender nuevas maneras de ver la vida, descubrir nuevos destinos y culturas. Las personas suelen volver con más energía y con un sentido de la humildad muy beneficioso para ellas mismas y las personas que les rodean.
Las empresas se están sintiendo muy bien con este tipo de iniciativas y de hecho, algunas están incluyendo programas de este tipo para sus trabajadores.
Voluntariado como forma de obtener experiencia profesional
Cuando muchos profesionales se han visto en la situación de no encontrar una salida laboral beneficiosa o pasar el tiempo haciendo prácticas que parecen eternas cobrando poquísimo, se han preguntado si no sería una buena idea salir al extranjero. Algunos de ellos han optado por unir sus conocimientos y sus ganas a un fin positivo para el mundo haciendo voluntariado.
Esta idea es una buenísima forma de obtener experiencia profesional y es válida para muchas carreras. Imagina una enfermera que no ha podido todavía encontrar trabajo y que está llena de energías y ganas de aprender más en el mundo real. ¿No sería una excelente idea hacer un voluntariado donde pueda ejercer sus conocimientos e ir ganando experiencia?
Se trata de una salida temporal que está llena de puntos positivos ya que, además de alimentar los deseos de obtener experiencia en el terreno profesional elegido para el voluntario, aporta grandes beneficios para la comunidad que recibe a esta persona. Asimismo, las personas que por una u otra razón se encuentran paradas (podemos por ejemplo hablar de aquellos que se dedican a la construcción), pueden encontrar en esto una salida enriquecedora.
Voluntariado en año sabático
No son pocos los expertos que recomiendan que cada cierto tiempo viene bien tomarse un año sabático. ¿Y qué mejor forma de aprovecharlo que haciendo un voluntariado?
Actualmente es posible encontrar programas de todo tipo para ser voluntario: Conservación del medio ambiente, desarrollo social, construcción, turismo, educación, salud, enfermería, desarrollo de comunidades, etc. Se pueden buscar programas de voluntariado de todo tipo y por intereses, por ejemplo, si se trata de personas de más de 50 años se encuentran grupos de la misma edad para hacer los viajes en conjunto y así beneficiarse de estar en un entorno con personas con similares intereses.
O, por el contrario, si se trata de una persona joven, esta puede elegir estar en programas de inmersión cultural o de búsqueda de nuevos amigos. El voluntariado se puede realizar en muchos lugares en todos los puntos del planeta que puedas imaginar y puede llegar a ser una forma de aprendizaje a nivel personal y profesional muy rico.
Además, el voluntariado es algo muy bien visto por las empresas en los departamentos de Recursos Humanos porque significa que la persona tiene interés por los demás, es solidario y no se limita a sus objetivos.
Una persona que ha hecho voluntariados tiene una visión más amplia de la vida y suele estar más preparado (sobre todo a nivel emocional) para los complejos momentos que se pueden presentar en la evolución de un trabajo. Te animamos a buscar un programa de voluntariado que te permita aprender más y desarrollarte en aquello que te gusta. Estamos seguros que no te arrepentirás nunca de haber tomado la decisión.
*Imagen de portada extraída de la campaña de voluntariado de OXFAM Intermón