Corría el año 1988 cuando el escritor Isaac Asimov advertía de que se produciría una revolución educativa, en la cual todo el mundo podría estar conectado a una red y no sólo comunicarse, sino buscar y obtener información desde casa y sin pisar una biblioteca. Era el germen de lo que hoy es la formación online.
En la actualidad, podemos comprobar que Asimov no iba mal encaminado aunque en la época fuese difícil imaginar un mundo así. Por eso lo lógico es pensar que dentro de un tiempo, por ejemplo 30 años, la educación dará otro giro debido también a la tecnología. La educación online tiene todas las papeletas para afianzarse del todo entre nosotros y liderar el sector.
Los niños nacidos en el siglo XXI en un país desarrollado son considerados nativos digitales, así que una de las principales funciones de los adultos es y será la de enseñarles a usar correctamente las nuevas tecnologías y herramientas para el estudio. Herramientas que mejoren la educación. En el reciente estudio Siete mitos sobre niños y tecnología, de Lydia Plowman, se comprueba la facilidad de muchos niños de tres y cuatro años para utilizar dispositivos electrónicos.
Albert Sangrà, director del eLearn Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) coincide con el profesor Antonio Teixeira, de la Universidade Aberta de Portugal, en que aunque parece que las TIC ayudan a personalizar el aprendizaje, en realidad los métodos de enseñanza en la educación online son los mismos, solo cambian las herramientas, que ahora son tecnológicas y más concretamente digitales, pero adaptadas a los métodos educativos tradicionales.
Por tanto, si lo único que cambia es la modalidad de enseñanza entre presencial y virtual/en línea, lo normal es que se sigan obteniendo resultados educativos similares a los de antes ya que en la formación online el método no cambia, solo el canal.
Lo ideal sería lo que los expertos proponen, que no es otra cosa que los docentes sepan aplicar las nuevas tecnologías para cambiar el método de enseñanza y por tanto, mejorar la educación. La formación en línea como gran aliada. Por ejemplo, cambiar a los alumnos las regletas por tabletas, sin modificar el método de enseñanza, no es en realidad un avance y una mejora en la educación.
La investigadora Jen Groff, desde el el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), añade que lo más importante es pensar primero en el tipo de aprendizaje que queremos proporcionar y después cambiar lo que queremos enseñar.
Una vez que tenemos claro la enseñanza que vamos a impartir, se buscarán las mejores herramientas que ayuden de la mejor forma a que esos conocimientos lleguen a los alumnos. A partir de ahí, la educación online o la presencial y tradicional son solo opciones de elección, ambas igual de válidas.